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MARTINICA, ISLA DE REENCUENTROS

  • VERO
  • 15 mar 2016
  • 5 Min. de lectura

Desde nuestra salida de Trinidad, y tras navegar Las Granadinas ( Grenada, Carriacou, Union , Bequia y Santa Lucia) , llegamos a territorio no conocido, Martinica, en concreto a Le Marin , después de días en que cada vez que sales o entras en un pais pierdes horas en aduanas e inmigración, nos sorprendió la facilidad con que haces la entrada en el país. Aquí, lo único que tienes que hacer es rellenar un formulario en un de los ordenadores habilitados para ello , proceso que lleva un par de minutos , y ya está .... Bienvenue en Martinique !!!!!

La historia de la isla de Martinica se remonta al establecimiento de los índigenas Arawak y Caribe. Cristobal Colón desembarca en la isla en su cuarto viaje a Ámerica ( 1502), pero no le resulta de interés económico y no es hasta principios de 1635 cuando los colonizadores franceses se establecen en la isla.

Durante la Guerra de los Siete Años, los británicos capturan la isla , reteniéndola en su poder durante 1762 y 1763. Sin embargo, el comercio del azúcar hizo que la isla fuera de gran interés para los franceses y con el Tratado de París , con el que finaliza la Guerra de los siete años , cedieron todas sus colonias en Canadá a cambio de Martinica y su vecina Guadalupe. Desde entonces y hasta hoy en día son territorios de ultramar franceses, un pequeño cachito de europa en el caribe. Aunque mantienen sus costumbres y gastronomía criolla, se nota la influencia europea, especialmente en las burocracias y las infraestructuras , también son un buen punto para encontrar productos alimenticios que es imposible o impagable obtener en otras islas.

Aunque el pabellón que debes izar al entrar en el pais es la bandera tricolor francesa, Martinica posee su propia bandera para uso no oficial, fue creada el 4 de Agosto de 1766 y dejó de usarse en 1790 a raíz de la revolución francesa . Casi 200 años después esta fue recuperada, su diseño deriva de la antigua enseña usada por la marina mercante francesa durante el siglo XVIII , es un paño azul cuarteado por una cruz blanca , y en cada cuadrante aparece representada una serpiente con forma de "L" invertida, esta forma se debe a que en aquel entonces Martinica dependía de santa Lucía , antes de que esta se convirtiese en colonia del Reino unido.

Bandera de Martinica

En Le Marin despedimos a nuestra primera visita en el Caribe ( mi Pema y mi Peñi, que aún siendo gente de tierra , se adaptaron fenomenal a la vida en la mar) y nos reencontramos con la tripulación del Youth que hacía un año y medio habíamos despedido en Sicila . Estos días en Le Marin , estuvimos en marina , y los aprovechamos para limpieza general del barco , llenar la despensa con productos europeos ( llegamos a encontrar chorizo DE LEON.... Jajaja) , cargar full las baterías y el tanque de agua y encargar nuevas baterías ya que las nuestras están bastante perjudicadas. Una vez terminamos con todos los trabajos a bordo , soltamos amarras para dirigirnos a Grand Anse D´Arlet , acompañados por el Youth.

Gran Anse D´Arlet es una preciosa bahía con un pequeño pueblecito de no más de una calle , hay un mimimarket donde puedes conseguir lo básico y algunos cafés , puedes fondear o coger una boya ( son gratis) , las más protegidas son las que están a mano derecha , pero no es fácil conseguir una , ya que suelen estar todas ocupadas. Aqui nos estaba esperando Leo , con el que pasamos una larga temporada en Trinidad y Tobago y al que hacía unos meses que no veíamos . Es el lugar ideal para ver tortugas marinas , con tan sólo tirarte al agua ya te las encuentras . Todos los viernes la gente lleva comida ,bebida e instrumentos musicales y se organiza una Jam Session, en ella nos despedimos de todos y al día siguiente al amanecer partimos para St. Pierre.

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St. Pierre se encuentra unas millas al Norte de Gran Anse , por lo que antes del mediodía ya estabamos fondeados y con el dinghy preparado para pisar tierra . Desde el fondeo podiamos divisar el Mount Pelée , su ascensión era uno de nuestros objetivos. Este monte, que domina la isla con sus 1397 metros es un volcán inactivo en la actualidad pero que en 1902 arrasó la ciudad de St. Pierre . En aquel entonces St. Pierre era una próspera colonia francesa donde vivían más de 20.000 personas , desde la que se comercializaba la preciada caña de azúcar. Cuando el Mount Pelée empieza a dar los primeros síntomas de actividad , casi otras 10.000 personas procedentes de las aldeas cercanas al monte se refugian en St.Pierre, durante varios días el monte siguió escupiendo ceniza , pero el gobernador decició que no había que desalojar el pueblo. El día 7 de mayo ,horas antes de la fatídica erupción , el pueblo se empieza a llenar de un enjambre de alimañas , hormigas, arañas, serpientes , ciempiés ... que escapaban de la muerte, esto hizo que la población se encerrara en sus casas . Horas más tarde el volcán expulsa una columna de magma de más de 10 km de altura , y media hora despues la columna de lava ya había arrasado con toda la ciudad y llegado hasta el mar , hundiendo a los barcos que había en la bahía. De las 30.000 personas que estaban en la ciudad sólo hubo 2 supervivientes: un zapatero de 28 años llamado León , que estaba en un sótano y un obrero llamado Cyparis que se encontraba preso en una celda y sus muros de piedra lo salvaron del calor reinante. Pasarían 4 días hasta que llegó ayuda de Fort- de -France , via marítima, para recoger a los dos supervivientes y dejar atrás la ciudad osario. Hoy en día St. Pierre es una ciudad caribeña de casas de madera , venida a menos y con un aire decadente que enamora, en donde todavía puedes ver restos de la tragedia .

Aqui habíamos quedado con la tripu del velero Ocean Gem ( Jeoff y Eileen ) a los que conocimos en Turquía cuando compramos el barco y nuestro proyecto empezaba a tomar forma , nos hacía mucha ilusión verlos , estaban igual que siempre y con ellos pasamos unos días estupendos , incluso Jeff se animó a subir con nosotros al Mount Pelée. La ascensión nos encantó , se realiza por un sinuoso camino casi imperceptible en algunas zonas por la exhuberante vegetación, a buen paso lleva unas 5 horas , la pena fue que el tiempo no nos acompañó y no pudimos disfrutar de las maravillosas vistas que debe haber desde la cima en un día despejado.

Pasamos un par de días más en St. Pierre , aprovechamos para avituallarnos de alguna que otra cosa que no ibamos a encontrar en Dominica y al amanecer salimos rumbo a Roseau.

Mount Pelée


 
 
 

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